“La Santa Iglesia se sirve de los vibrantes y castos gozos de la Pascua, para hacer resplandecer ante nuestros ojos, aun en la tristeza de la situación contemporánea, la triunfante certeza de que Dios es el Señor supremo de todas las cosas, que su Cristo es el Rey de la gloria, que venció a la muerte y aplastó al demonio, que su Iglesia es el Reino de inmensa majestad, capaz de resurgir de todos los escombros, de disipar todas las tinieblas y de resplandecer con un triunfo más espléndido, en el momento exacto en que parecía aguardar la más terrible, la más irremediable de las derrotas”.
Plinio Corrêa de Oliveira, “Pascua de Resurrección”, “Legionário” nº 660, 1° de abril de 1945