Hospital San Juan de Dios, el más antiguo de Chile
Estimado radioyente.
Pocos chilenos saben que uno de los primeros hospitales en Chile es el Hospital San Juan de Dios, que inició sus actividades en octubre de 1552, al final del gobierno de Pedro de Valdivia, bajo el nombre de Hospital de Nuestra Señora del Socorro.
Ubicado originalmente en la Alameda, al oriente de la iglesia San Francisco, adoptó su nombre actual por la orden hospitalaria de San Juan de Dios, que estuvo a cargo de su administración desde 1617.
Siendo este 8 de marzo la fiesta de San Juan de Dios, nos pareció oportuno hablar algo del santo y de su obra en Chile.
Primero digamos algo sobre el Santo Fundador, Juan de Dios.
Nació nuestro santo en el año de 1495 en el pueblo toledano de Casarrubios del Monte, y pasó su infancia en Portugal. Con 12 años se estableció en Torralba de Oropesa, en la casa de Francisco Cid Mayoral, al que sirvió como pastor. A la edad de 27 años se alistó en las tropas del capitán de infantería Juan Ferruz, quien a su vez estaba al servicio del Emperador Carlos I, en la defensa de Fuenterrabía, contra las tropas francesas. Fue para él una dura experiencia, siendo expulsado por negligencia en el cuidado de las ganancias de su compañía (se salvó en el último momento de ser ahorcado). A pesar de ello, volvió a combatir en las tropas del conde de Oropesa en 1532, en el auxilio de Carlos I a Viena, sitiada por los turcos.
Como se ve, Juan tuvo todos los oficios humildes y cambiantes de un hombre de su época. Pero lo que lo llamó a cambiar de vida y a ser santo, fue escuchar un sermón de otro gran santo hispano, San Juan de Ávila.
Las palabras del santo manchego le conmovieron de tal manera que comenzó a destruir los libros que vendía; vagó por la ciudad; los niños lo apedreaban y todos se burlaban de él. Su comportamiento era el de un loco y, como tal, fue encerrado en el Hospital Real. Allí trató con los enfermos y mendigos y fue ordenando sus ideas y su espíritu mediante la reflexión profunda. Tras este cambio se dirigió en peregrinación al santuario de la Virgen de Guadalupe en Extremadura. Allí maduró su propósito y a los pies de la Virgen prometió entregarse a los pobres, a los enfermos y a todos los desfavorecidos del mundo.
Así comenzó la vida de un hombre que murió relativamente joven, a los 55 años y cuya obra dura hasta nuestros días y que se extiende por los 5 Continentes.
En Chile, los Hospitales de San Juan de Dios dieron ejemplo de caridad, limpieza y atendimiento médico. De ello da testimonio una interesante memoria de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la UNIVERSIDAD DE CHILE, bajo el título de EL HOSPITAL SAN JUAN DE DIOS DE SANTIAGO DURANTE EL SIGLO XVIII: EL BUEN GOBIERNO DE UN ESPACIO DE ACOGIDA, Informe de Seminario de Grado para optar al grado de Licenciado en Historia, a cargo de la Alumna: Fernanda Barrera Ponce y de su Profesora guía: Paulina Zamorano Varea.
Sería largo dar detalles del cuidado que los religiosos tenían para con los enfermos, pero es interesante constatar que ello se extiende hasta nuestros días.
Es lo que se puede constatar al leer su página web, donde se dice que “Junto con la renovación en infraestructura y equipamiento, el Hospital San Juan de Dios ha impulsado también la modernización de sus procesos y asumido los desafíos para fortalecer lo mejor de la tradición de ser el primer hospital fundado en Chile con las herramientas de una gestión hospitalaria moderna centrada en los pacientes”.
Valga un testimonio que encontramos en la misma página, de una paciente, joven mamá que agradece al hospital la atención que recibió.
La Sra. Carolina Hernández y su marido, Juan Pablo Verdejo dejan un sentido testimonio de agradecimiento. «Quiero felicitar a TODO el equipo médico del área de Ginecología y Neonatología, en especial la Dra. Vivian Gonzáles y a la Matrona Solange Garrido, por su extraordinarios apoyo a mi embarazo. Aunque mi hijo venía con una enfermedad no compatible con la vida, (Anencefalia) y de esto ya pasó un año exactamente, hicieron todo y más para darnos una mejor calidad de vida a mí y a mi hijo, cariño y preocupación en todo momento… lo que Uds. nos brindaron es IMPAGABLE y con mi marido estaremos eternamente agradecidos… Cariños para todos y muchas gracias, ¡queríamos que supieran que fuimos muy felices ante todo!»
Como éste, hay un número extraordinario de testimonios que dan cuenta cuánto el espíritu del Santo Fundador todavía vive en su obra a través de sus continuadores.
¿No le parece que esto es más dignificante que todos los discursos inflamados que se hacen en defensa de los derechos de la mujer, pero que desconocen el más importante de los deberes que existe entre las personas: “Amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo”?
En una red social de este grupo se lee: “Hoy en nuestro #SuperLunesFeminista no olvidamos y recordamos, recordamos a todas nuestra compañeras víctimas de violencia patriarcal en estos últimos años.
“Junto con otras organizaciones y familiares de las víctimas hemos renombrado más de 50 estaciones del metro de Santiago por nombres de mujeres y disidencias dando a conocer el plano contra la violencia patriarcal”
¿Cree Ud. que alguna mamá recordará estas consignas una vez pasada la huelga? ¿A quien le significará algo un mensaje que es todo hecho de odio?
¡Cuan diferentes son las obras de Dios y la del “padre de la mentira”!
Gracias por acompañarnos en estos comentarios dedicados a la familia, padres, madres e hijos, tal como Dios la constituyó.
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