La actuación de Peso pluma y sus pesadas consecuencias

Peso Pluma

Estimados radioyentes:

Sus hijos o nietos verán este próximo 1° de marzo una apología del narcotráfico y de la vida asociada a la droga, a los carteles y a la violencia asesina que la rodea.

Y esa apología estará a cargo de las autoridades nacionales que la promoverán. La Municipalidad de Viña del Mar, el canal Televisión Nacional y el canal 13 de TV.

Son esas las instituciones que están detrás de la presentación del cantante mexicano Hassan Emilio Kabande Laija, más conocido bajo el pseudónimo de Peso Pluma.

Veamos algunas notas publicadas por la prensa sobre el conocido currículum del cantante, que gracias a su popularidad, puede darse el lujo de arrendar una mansión en la ciudad de los Ángeles, por más de cuarenta millones de pesos mensuales.

Es oriundo de Zapopan, México y figuró como el quinto artista más escuchado a nivel global en Spotify durante 2023, según informó la compañía de streaming en su informe anual.

Las letras de sus canciones promueven y romantizan la “narcocultura” a través de sus corridos tumbados (un subgénero que mezcla música regional de su país con estilos urbanos).

 

El sociólogo y académico de la Universidad de Santiago, Alberto Mayol, publicó una columna de opinión en BioBioChile en la que cuestionó la visita del cantante en el marco de Viña 2024.

De acuerdo con el columnista Alberto Mayol, el mexicano “es una influencia negativa. Sobre todo para los adolescentes y en tiempos en los que Chile enfrenta una aguda crisis de seguridad”.

Dentro de su escrito, lo calificó como “un promotor de la cultura narco” y lamentó que su espectáculo haya sido considerado en la parrilla de un festival que es propiedad de una entidad pública (la Municipalidad de Viña del Mar) y que es transmitido por un canal de televisión público (TVN).

 

También planteó: “En las canciones se elogia épicamente la vida narco, se refiere a los lujos que procura el narco, se alude a relaciones sexuales basadas en el dinero que el narco permite, se señalan los vehículos que se usan, se habla de la producción de cocaína, de su consumo y del fentanilo. Asociándolo todo a una vida espectacular, de diversión constante, de armas, de alta velocidad, de grandes camionetas, de fronteras cruzadas fuera de la ley y de adrenalina por montones”.

Con ello, hizo referencia a letras como la de “El Gavilán”, en donde canta expresamente: “Soy de la gente del Chapo Guzmán”. Conocido líder del Cártel de Sinaloa, una organización criminal mexicana dedicada al narcotráfico y diferentes actividades delictivas. Establecida principalmente en Culiacán, Sinaloa, sus operaciones se encuentran en la mitad de los estados de México y en casi toda la frontera con Estados Unidos.

Además de otras letras como “PRC”, en donde desde la visión del sociólogo también idealiza los actos asociados al crimen organizado.

“Y, bien forrados, los paquetes van/ No hay pendiente, no puedo fallar/ Siempre estoy listo para cruzar/ Polvo, ruedas y también cristal/ Disfrutamos esté bien o mal/ De esta vida, no me vo’a quejar”.

 

Un día después de que se publicara esa columna en la prensa, el concejal de Viña del Mar, René Lues redactó otra para el mismo medio, en la que le pidió a la alcaldesa Macarena Ripamonti “cancelar el contrato de Peso Pluma en el Festival de Viña del Mar”, solicitud que finalmente la alcaldía desechó.

El cantante mexicano Peso Pluma es presentado como “solo un exponente —el más popular— en el ascenso de estas nuevas interpretaciones con tintes urbanos de los narcocorridos, es decir, canciones que relatan historias relacionadas al tráfico de drogas”.

La desconfianza de las autoridades mexicanas hacia esta música llevó a que en noviembre Tijuana prohibiera los corridos tumbados en todos los espacios públicos, con multas de hasta 70.000 dólares por infringir la norma, según rescató el New York Times.

Unos meses antes, en mayo, en Cancún se optó por restringir los espectáculos públicos “que fomenten la violencia”.

Por su parte, Peso Pluma declaró en abril durante una entrevista audiovisual con Soy Grupero:

“Yo sé que a veces no es bueno que los niños vean o escuchen esto, pero esa es una realidad. Se tiene que mostrar, se tiene que ver (…) Esa no es mi vida diaria, estamos representando lo que se dice en el corrido (…) Creo que la gente también es consciente de que uno es cantante, es artista (…) No es como que estemos apoyando o haciendo apología. Es simplemente trabajo”.

Frente a esas declaraciones y a las denuncias formuladas queda una pregunta: ¿es lícito a las autoridades nacionales promover, para todo público y en horario estelar, a través de los medios de comunicación de que dispone, este tipo de “trabajo”?

Es sabido que esta música atrae incautos, especialmente a menores de edad que no poseen los criterios necesarios para distinguir lo que es bueno de lo que es malo.

De ahí el papel de los padres de familia de ir indicándoles lo que les conviene para su crecimiento moral y lo que les es perjudicial. Corresponde a las autoridades nacionales, en especial a los medios de comunicación, ayudar a los padres de familia en esta labor formativa.

Máxime cuando los vicios morales promovidos por las letras de esa música exaltan una de las principales lacras que afectan a la sociedad moderna: el narcotráfico y el consumo de drogas.

El primer deber de quienes dirigen esos medios y de la Municipalidad de Viña del Mar es el de velar por el bien común. Ahora este concepto no es una expresión vaga. Él está estipulado en la propia Constitucional nacional como “el conjunto de condiciones sociales que permiten a todos y a cada uno de los integrantes de la comunidad nacional su mayor realización material y espiritual posible”.

¿Puede creer la alcaldesa de Viña del Mar que ese tipo de “trabajo” favorece la “realización material y espiritual” de los chilenos, en especial de los jóvenes, de sus hijos o nietos?

¿Pueden creer los responsables de esos canales que esa promoción del narco tráfico no provocará un agravamiento de la violencia y de los asesinatos que hoy sufre nuestra sociedad?

¿No correspondería a las autoridades eclesiásticas, y en especial a la Universidad Católica que durante muchos años fueron los propietarios de canal 13 una declaración disociándose de esta iniciativa?

Probablemente todas estas preguntas que los padres de familia y todos los chilenos se están formulando en estos días quedarán sin respuestas.

Con esta nefasta presentación Chile habrá bajado otro escalón en el triste declino moral que lo afecta.

Con el agravante de que él se suma a tantos otros factores que afectan la sana formación de los jóvenes. Desde la indisciplina y la violencia al interior de los colegios hasta la promoción de una vida hedonista sin ningún referente moral. Todos ellos inciden, entre otras cosas, al crecimiento del odio religioso que lleva a autoridades nacionales a promover músicas como la ya comentada en un programa anterior donde la delegada presidencial para la región metropolitana, Constanza Martínez, estampó en su cuenta twiter: “Si quiero prenderle fuego a algo Que sea a la Iglesia y a la Constitución de Pinochet”

De continuar con esta prédica no podemos sorprendernos que las iglesias sean quemadas, que los colegios sean centros de agitación y subversión y que los padres no sean respetados por sus hijos.

“Quien siembra vientos, cosecha tempestades” dice el sabio proverbio-

Hacemos votos para que la Virgen del Carmen, Reina y Patrona de Chile, haga caer en si la conciencia de los principales responsables de esta promoción del crimen y reconduzca a Chile por las sendas de la integridad moral que supieron vivir y mantener las generaciones que nos precedieron.

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Gracias por acompañarnos en este programa que puede seguir semana a semana en esta SU emisora o a través de nuestra página web Credochile.cl

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