Ucrania y el espíritu de cruzada

Estimado radioyente:

Estamos grabando este programa el día 1° de marzo. No sabemos qué ocurrirá hasta este fin de semana en Ucrania invadida injustamente por los tanques de Putin. Sin embargo, hay algunas consideraciones que estos días nos han proporcionado, sobre las cuales vale la pena detenerse.

La primera de ellas es la valentía del pueblo ucraniano. Hombres, e incluso mujeres, se han alistado para la defensa de sus ciudades y de su territorio. Padres de familia han ido a dejar a sus esposas e hijos a Polonia y han vuelto, en sus mismos autos o en buses, a la línea de fuego, sin saber usar armas y sin haber participado nunca en ejercicios militares.

Un periodista le pregunta a uno de ellos, que vuelve a Ucrania sino tiene miedo. La respuesta es seria y decidida. “si tengo miedo, pero es mi deber volver a defender mi patria”.

Estas actitudes, que se repiten a lo largo de todo el territorio ucraniano, sorprenden en un mundo que parecía enteramente hedonista y vuelto únicamente para su propio bienestar.

La actitud de estos héroes anónimos, muchos de los cuales ya han sacrificado sus vidas o se encuentran mal heridos en algún recinto escondido de su propio territorio, demuestran que aún queda espíritu de cruzada en una nación que tiene una mayoría de creyentes y que en los últimos años el porcentaje ha crecido, pasando del 84,32% al 86,52%. Alrededor de 5 millones entre ellos son católicos practicantes.

Es explicable que en una nación donde la Fe es tomada en serio por una parte tan ponderable de la población el espíritu de cruzada, esté presente en ellos.

Porque al final, ¿Qué es el espíritu de cruzada sino el espíritu de Fe en estado de combate?

La principal lección que los ucranianos han dado al mundo entero en esta última semana es hacer brillar, en medio de los escombros de la religiosidad, un sano aroma de militancia católica.

En efecto, la guerra siempre ha sido justamente considerada como un flagelo. Pero cuando ella es justa, en defensa de una agresión criminal, los que la practican con entereza y valentía, toman proporciones de nuevos cruzados.

Fue el Papa Bienaventurado Urbano II quien delante de la embestida musulmana contra los lugares santos en los cuales vivió Nuestro Divino Redentor, predicó en la ciudad de Clermont en el año de 1095 lo que más tarde se llamó la Primera Cruzada.

La respuesta de los oyentes a esta prédica fue una exclamación a viva voz: “Dios lo quiere” y pusieron en sus pechos un paño en forma de cruz. De ahí el nombre de cruzada.

A partir de entonces, cualquier acción de cierta envergadura promovida en nombre de la Fe y en beneficio del bien, se denomina una “cruzada”.

El ejemplo que están dando los ucranianos, de servicio hasta el holocausto de sus propias vidas, trae a la memoria del mundo entero ese espíritu de cruzada que parecía desaparecido.

Otra consideración que nos parece importante resaltar es que este espíritu de holocausto moviliza a quienes no lo tienen.

A causa de la resistencia de David contra Goliat, de la cual ha dado ejemplo el pueblo ucraniano, se ha suscitado en el mundo entero, incluso en la pragmática Europa Unida y en la mercantilizada sociedad norteamericana, un deseo de ayudar y de participar en la defensa de Ucrania.

El arzobispo de Kiev , Monseñor Svietoslav Shevchuk no se ha quedad atrás de esta loable actitud. Él «ordenó» mantener abiertas las iglesias para refugio de los ucranianos.

“Nuestra Iglesia estará siempre con su pueblo”, declaró Su Beatitud, quien escapó de las bombas en el sótano de la catedral

La «orden» no admite réplicas: todo religioso debe mantener abierta su iglesia en Ucrania, incluso con la guerra en curso, para acoger a cualquiera que lo necesite.

Es una decisión fuerte, la del obispo de Kiev, en el momento más dramático de la historia reciente de su país.

Otra actitud digna de elogios ha sido la de buena parte de la población de la nación vecina, Polonia.

La agencia EFE informa que Un tren especial fletado por el gobierno polaco transporta ayuda médica y humanitaria y suministros para los refugiados que llegan de Ucrania a la estación de Przemyśl (este), desde donde se canaliza el grueso de la ayuda polaca a Ucrania.

La llegada del convoy, que circula entre Kiev y Przemyśl pasando por Leópolis, es esperada con ansia, tanto por quienes esperan reencontrarse con familiares y amigos llegados de Ucrania como por quienes desean ir allí para localizar a los suyos o llevar asistencia.

En los dos viajes que ha completado hasta este lunes, el tren estaba completamente abarrotado de gente, la mayoría mujeres y niños, y por falta de asientos muchas personas tuvieron que aguantar de pie las 12 horas que tarda el convoy en recorrer los 560 kilómetros entre los dos destinos.

Para concluir estos comentarios, que la guerra desatada por Putin nos sugiere, vemos cómo la caridad cristiana del pueblo polaco se alía con la valentía de la nación ucraniana.

Ambas son virtudes, que aunque aparezcan superficialmente opuestas, sin embargo, son perfectamente afines.

Ambas son reflejo que Aquel que es a la vez León de Juda y Cordero sin Mancha.

Una lección para admirar, un ejemplo para imitar.

Para concluir le transmitimos un mensaje que un joven ucraniano envía por Twitter a sus padres, en medio del bombardeo (poner la grabación si posible) https://www.adnradio.cl/internacional/2022/02/24/mama-papa-los-amo-viralizan-video-de-soldado-ucraniano-que-se-despide-en-medio-de-bombardeos.html

“Ya nos toca salir, estamos bajo un intenso bombardeo. Mamá, papá, los amo. Todo estará bien”, dijo el soldado ucraniano que se convirtió en viral.

Muchas gracias por su audición y recuerde que nos puede seguir en esta su emisora, semana a semana o en nutro portal Credochile.cl

 

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