Turismo del sosiego

Estimado radioyente:
El mes de enero es el comienzo de las vacaciones para algunos, y para otros ya se aproxima el período de descanso. Por este motivo dedicamos el programa de hoy a comentarle las reflexiones de un brasileño insigne, el Profesor Plinio Correa de Oliveira, sobre los diversos modos de entender las vacaciones. Estamos seguros que le podrán servir a Ud. para planificar las suyas y de su familia.
“Hay diferentes modos de entender las vacaciones.
“Para casi todo el mundo ellas significan una carrera. Sí, una carrera atrás de las emociones. Como es natural, el estilo de emociones que se buscan es variable. Panoramas de mar o de montaña, hoteles de lujo o contacto con la selva, inmersión en el pasado, en el clásico recorrido de algunas ciudades históricas, o un pregusto de la locura psicodélica con que nos amenaza el día de mañana: todo vale si aporta emociones. Emociones violentas, sensacionales, cogidas a 120 Kms. por hora o más, que se sobrepongan a las vibraciones y a los sustos de la vida cotidiana.
“¿Qué pensar de esta manera de tomar vacaciones? Reduzcamos el problema a sus términos más simples. Si cada emoción produce una fatiga, el presupuesto de los reposos emocionantes consiste en que una fatiga se cura cargando otra fatiga de género diferente. Ahora bien, esta solución me parece cuestionable. Pues el sentido común lleva a pensar que el remedio propio para el cansancio, en lugar de ser otro cansancio… es el descanso. Al menos así opinaría Perogrullo.
“¿Pero cómo descansar entonces?
“La respuesta es fácil. No se trata de terminar las vacaciones con la lengua afuera.
“Por mi parte, nada me parece más arriesgado que aconsejar a los otros cómo deben descansar. Este año encontré una fórmula feliz para mí y quiero comunicarla a los lectores.
“Se trata, es claro, del reposo de un habitante de una gran metrópolis como Sao Paulo. Es decir, de un ente humano que vive, come y duerme en medio del ruido, que circula por calles agujereadas, que respira un aire apestado, que trabaja a un ritmo extenuante y es forzado por la brutalidad de las circunstancias a hacer corriendo hasta las cosas que de suyo deberían ser más tranquilas y amenas, como comprar, regalar y recibir regalos de Navidad. Yo estaba, pues, con añoranzas de la normalidad. Quería encontrar un rincón donde pudiera inserirme en una vida diferente. Una vida tranquila, de ritmo humano, que me diese oportunidad de inmergir en la estabilidad, en el sosiego, en el equilibrio y en la sana despreocupación de los otros. No quería obras de arte excepcionales, riquezas apabullantes, lujos engañosos, y menos todavía de sicodelismos horripilantes.
“Hartura proporcionada, trabajo serio y tranquilo, bienestar y disposición para vivir, equilibrio generalizado de los hombres y de las cosas, fue lo que encontré en una ciudad no lejana de São Paulo. Y la encontré por sorpresa. Pasaba las vacaciones en la hacienda de unos amigos, cuando quise ir al tomar el aire en la ciudad más próxima. Y ahí encontré este oasis. También, en adelante no podía perder un día. Todas las tardes después de la siesta, iba de la calma del campo a la calma de la ciudad, cambiando no un cansancio por otro, sino una forma de sosiego por otra. Y así hice mi “turismo del sosiego”.
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Le recomendamos, estimado radioyente que no eche en saco roto estas consideraciones. Ellas le podrán ayudar para planificar sus propias vacaciones.
¿El lugar que le aconsejamos, me preguntará Ud.?
En realidad, el tema no depende tanto del lugar, sea éste la costa, la montaña, los lagos o el desierto, lo más importante será no “desvivirse para descansar”.
El turismo de sosiego lo podemos hacer de modo económico, en la casa de algún amigo o pariente, recorriendo sin prisa las mil cosas pintorescas que existen a lo largo de todo el litoral, en los más humildes pueblos o en las más apartadas zonas rurales.
El descanso, como bien lo señala el Profesor Plinio Correa de Oliveira, no es, ni debe ser, un cansancio al revés, o sea, una corrida frenética para buscar emociones que lo distraigan del trabajo de todo un año.
Muchas veces, saliendo de Santiago, en la mitad de las vacaciones, me ha tocado cruzarme con la fila de autos que regresa de sus vacaciones. Como el tránsito en esas oportunidades es lento y las colas de los peajes muchas veces son largas, es fácil poder prestar atención en las fisonomías de los viajantes que regresan a la Capital.
En muchos casos, para no decir en la mayoría de ellos, las fisonomías no reflejan un aspecto descansado, ni renovado por los días de descanso. Al contrario, ellas reflejan un abatimiento con lo que dejaron atrás y un aburrimiento con la retomada del trabajo que los espera adelante.
¿Quién piensa, por ejemplo, en una buena lectura para el verano? ¿Quién le da importancia a la comida campestre o veraniega bien provista por los frutos que sobreabundan en esta época? ¿Quién toma en consideración una conversación amena y entretenida con alguna familia amiga?
Estas cosas son todas tan fáciles de obtener, están al alcance de cualquier bolsillo y son propias a producir un verdadero y auténtico descanso.
Por todo esto le sugiero, estimado radioyente, haga Ud. y su familia, en estas vacaciones un “turismo de sosiego”, en esta “Copia feliz del Eden” en donde podrá encontrar tantos panoramas para todos los gustos.
Gracias por su audición y recuerde que nos puede seguir en wwwaccionfamilia.org
Nos volvemos a encontrar en este mismo dial la próxima semana.