Recitad diariamente la poderosa oración del Santo Rosario
Estimados radioyentes:
En el programa de hoy queremos dirigirnos, más que a cada oyente en particular, a las familias que nos escuchan. Y ello porque este comentario se dedica al mes del Rosario, que la Iglesia consagra en octubre.
Para ello nos serviremos de una reciente carta que su Eminencia el Cardenal Leo Burke envió a sus amigos y conocidos del mundo entero con relación a lo que significa el mes del Rosario.
Le pasamos la palabra al Cardenal Burke.
“En particular, les escribo para animarles a recitar diariamente la poderosa oración del Santo Rosario.
“Aunque la Fiesta o Memorial de Nuestra Señora del Rosario se celebra el 7 de octubre, (conforme comentamos en nuestro último programa), todo el mes de octubre está dedicado a promover esta valiosa devoción a María, que Ella misma nos entregó. Al escribirles sobre la oración diaria del Santo Rosario, enfatizo tres consideraciones importantes.
“Primero, el mensaje de Nuestra Señora de Fátima nos urge a honrarla rezando el Rosario todos los días.
“Segundo, cuando Nuestra Señora concluyó Sus apariciones en Fátima el 13 de octubre de 1917, Nuestro Señor otorgó una notable confirmación de las apariciones en el Milagro del Sol.
“En tercer lugar, al pedirnos que rezáramos el Rosario diariamente, Nuestra Señora designó una intención específica: la paz. El Papa (San) Juan Pablo II, haciéndose eco de los mensajes que Nuestra Señora nos envió en Fátima, explicó que «el Rosario es, por naturaleza, una oración dirigida a la paz».
La paz por la que rezamos, mientras rezamos el rosario, no es una paz dada por este mundo, sino la paz para nosotros obtenida por la sangre de la Cruz de Jesucristo.
Recordemos que Nuestra Señora del Rosario recibió por primera vez el título de Nuestra Señora de las Victorias, por el Papa San Pío V, para honrar la victoria de la paz, que fue conquistada, por Su intercesión y especialmente por la oración del Santo. Rosario, en la batalla de Lepanto, el 7 de octubre de 1571.
Cambiando el título de Nuestra Señora de las Victorias a Nuestra Señora del Rosario, el Papa Gregorio XIII subrayó el poderoso instrumento para lograr la victoria de la paz, a saber, la oración del Santo Rosario.
Ella es la mujer cuyo Hijo aplasta la cabeza de la serpiente, Satanás, como Dios Padre prometió después del pecado de Adán y Eva. Sigue siendo el canal a través del cual la gracia de Cristo conquista la victoria sobre el pecado en nuestra vida diaria.
La victoria de la paz, buscada a través del Inmaculado Corazón de María con la oración del Santo Rosario y lograda en el Sagrado Corazón de Jesús, supera la confusión, el error y la división, todas las obras del Maligno, que tan ferozmente atacan al Mundo y la Iglesia.
Por eso los exhorto hoy, si aún no lo han hecho, a rezar el Santo Rosario, pidiendo la intercesión de la Madre de Dios por la victoria de la paz, paz en sus almas, paz en el mundo, paz en la Iglesia.
Los dejo con las palabras del Papa (San) Juan Pablo II, (…): ‘Recitemos, si es posible, todos los días, el Santo Rosario, tanto solos como en comunidad. El Rosario es una oración sencilla pero profunda y muy eficaz, también para implorar gracias en favor de las familias, las comunidades y el mundo entero’.
“Implorando a Nuestro Señor, por intercesión de Nuestra Señora de Guadalupe, que los bendiga a ustedes, sus hogares, sus familias y todas sus obras, sigo siendo suyo, en el Sagrado Corazón de Jesús y en el Inmaculado Corazón de María, y en el Purísimo Corazón. de San José,
Hasta ahí las palabras del Cardenal Raymond Leo Burke.
Por nuestra parte agregamos que, en secuencia de lo que acabamos de oír, obviamente que una de las principales armas, sino la principal, contra aquello el desorden anticristiano del comunismo, es el santo Rosario.
Para confirmar esta sentencia, le comentamos un hecho histórico que tomamos de la página “Un rosario para Chile”.
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El 2 de febrero de 1946, fiesta de las luces, Candelaria (Virgen de la luz), el Padre Capuchino Petrus Pavlicek, oraba ardientemente ante la imagen milagrosa cuando recibió una voz interior que le pidió: “Haz lo que te digo y tendrán paz”.
Apoyado por las oraciones de religiosas, hizo una peregrinación a Mariazell, el principal santuario mariano de Austria, para pedir a la Virgen consejo en medio de la oscuridad que abarcaba a su patria dominasa entonces por las tropas soviéticas.
El Padrel Pavlicek fue inspirado a implementar lo que la Virgen había pedido en Fátima. Fundó la Cruzada de Reparación del Santo Rosario en 1947. En esta cruzada los austriacos se unieron para honrar a la Virgen con un rosario perpetuo, implorando por la conversión de los pecadores, paz mundial y libertad para Austria.
En Septiembre de 1948, el Padre Pavlicek comenzó la Cruzada de Reparación del Santo Rosario en una iglesia de Viena. La Cruzada incluía confesión, bendición de los enfermos, el Santo Rosario y se coronaba con la Santa Misa. El padre llamaba estas devociones “asaltos de oración” y podía tomar hasta cinco días. ‘La paz es un regalo de Dios y no de los políticos’, les decía a sus compatriotas, y los regalos de Dios se obtienen con la oración que asalta al cielo como los soldados asaltan un fuerte, con confianza y determinación.
Las procesiones de la Cruzada con la estatua de la Virgen de Fátima el 13 de cada mes creció tanto que el Padre Pavlicek decidió hacer una procesión anual invitando a todas las parroquias de Viena. Ahora le pedían a la Virgen que los liberara del Comunismo.
El Primer Ministro de Austria, Leopold Figl, dijo al Padre Pavlicek: “Aunque fuésemos solo nosotros dos, yo iría. ¡Mi país lo exige!”. En efecto se hizo presente, rosario y vela en mano, en cada ocasión solemne, acompañado de sus ministros. El sucesor del Primer Ministro, Julius Raab, también asistía a las grandes procesiones.
Durante este tiempo se daban conferencias de paz en Londres entre representantes de los aliados y delegaciones austriacas. En ocho años se produjeron 260 reuniones sin llegar a una resolución sobre el destino de Austria.
Mientras tanto se intensificaba la represión comunista contra la Iglesia. Era una verdadera prueba para aquellos que tanto habían rezado. Pero entonces vino la gracia. El 24 de marzo de 1955 los soviéticos invitaron a los austriacos a una conferencia. Pensando que el futuro de Austria se sellaría en Moscú, el Primer Ministro Julius Raab, ante de partir, le pidió al Padre Pavlicek: “Por favor, reza y pídele a tu gente te ore más fuerte que nunca”.
Ante la gran sorpresa de todo el mundo, los soviéticos anunciaron en abril que sacarían sus tropas de Austria en el plazo de tres meses. El 15 de mayo, las fuerzas aliadas que ocupaban Austria firmaron un tratado garantizando su independencia. El 26 de octubre de 1955 partió el último soldado ruso del suelo austriaco.
En Viena las multitudes marcharon en procesión con rosarios y antorchas, agradeciéndolo a la Virgen de Fátima la liberación del comunismo. El Primer Ministro declaró: “Hoy, nosotros, que tenemos el corazón lleno de fe, aclamamos al Cielo con gozosa oración: Somos libres. Oh María, te damos gracias”.
“Aprendamos de los austriacos a recurrir a la Virgen de Fátima, con corazón contrito, acatando sus peticiones y con plena confianza en su intercesión.
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