Poco o nada cambió con los nombramientos de nuevos ministros. La izquierda parece estar en un callejón sin salida: si sigue con su programa, su popularidad continuará disminuyendo; si no lo sigue, su cabeza peligra de partirse. Ambas “salidas” conducen a la derrota. ¿Estará la salvación para ella en un “ceder para no perder” de la centro-derecha? El futuro lo dirá.