Ministerio de salud comunica cifras de abortos

Estimado radioyente:

Como Ud. recordará, una de las medidas propuestas por la Convención Constitucional en su proyecto, rechazado por el 62% de los chilenos, era la aprobación del aborto libre y sin necesidad de causales.

Para bien de los que están por nacer, tal propuesta fue ampliamente rechazada.

Sin embargo, a más de cinco años de promulgada la ley de aborto, el Ministerio de Salud informó, la semana pasada, de la realización de 3.520 abortos dentro de las tres causales a nivel nacional durante este periodo.

Es decir, tres mil quinientos niños chilenos no consiguieron ver la luz del día, siendo asesinados en el vientre materno.

Sin embargo, quizá más grave de que ese número de víctimas inocentes, es el cambio de mentalidad en las mujeres jóvenes en relación al crimen del aborto.

De acuerdo con el Instituto Nacional de la Juventud, dependiente del Gobierno, hoy más del 50% de las mujeres chilenas entre 15 y 29 años estaría dispuesta a hacerse un aborto. Tal cifra indica dos cosas preocupantes. En primer lugar, el crecimiento de la aprobación del crimen del aborto y en segundo lugar, la transformación mental de las jóvenes chilenas en relación a este crimen.

Lo más grave en la conciencia moral de las personas, no es que practiquen un acto malo, sino que se pierda la conciencia de la maldad de ciertos actos, pues ello abre espacio a la práctica indiscriminada de ese mal.

Peor que robar a un vecino, es peor perder la noción de que existe un derecho a la propiedad que es sagrado. Lo mismo ocurre con el aborto y con todos los vicios sociales.

A medida que se va practicando el aborto, en los casos permitidos por la ley, ese sentimiento de respeto a la vida del que está por nacer, va disminuyendo en la conciencia de las personas, sobre todo en las más jóvenes.

Es lo que ocurre en todos los países donde se ha aprobado el aborto, con ciertas restricciones. En un primer momento todavía existe una sensación de rechazo a un acto tan reñido con la justicia y el bien del que está por nacer. Sin embargo, a medida que se practica en algunos casos, ese horror va paulatinamente disminuyendo, hasta el punto de desaparecer.

En los Estados Unidos, donde recientemente la Corte Suprema suspendió el fallo que permitía como derecho constitucional el aborto, produjo un verdadero revuelo nacional, precisamente por el acostumbramiento de buena parte de los norteamericanos a la práctica abortiva, como un derecho.

Posteriormente al histórico fallo de la Corte Suprema, muchos Estado votaron a favor de los candidatos que promovían la aprobación del aborto en sus respectivos Estados, revirtiendo en varios de ellos las consecuencias prácticas del fallo de la Corte Suprema.

En el caso nacional, todavía es de destacar el alto porcentaje de médicos objetantes de conciencia a la práctica de ese crimen. Un 43% de los médicos se declaran impedidos por su conciencia a practicarlo.

Sin embargo, también dentro de los facultativos hubo una disminución del porcentaje de objetantes, pasando del 47% en 2018, al 43% de este año.

Los servicios de salud con más objetores de conciencia respecto a la tercera causal se encuentran en las regiones de Maule (90 especialista contratados en los servicios públicos – 54 objetores) y O’Higgins (66 especialistas contratados – 48 objetores).

Al respecto de estas cifras entregadas por el Ministerio de Salud, dos dirigentes pro vida, Sras. Constanza Schneider y Teresa Le Blanc, señalaron a la prensa:

“La ministra de la Mujer, Antonia Orellana, dice que ‘no podemos hacer una evaluación positiva de los primeros años de implementación, ya que sus resultados están muy por debajo de las cifras proyectadas’. Asimismo, aseguró que dicha diferencia se debe a ‘barreras de acceso, como la objeción de conciencia institucional’.

Afirman las dirigentes pro vida que: “Es lamentable que el criterio gubernamental para evaluar positivamente la implementación de la ley sea alcanzar el mayor número posible de abortos. El hecho de que la ministra afirme que terminar con más de 3.500 vidas humanas es insuficiente para considerar positiva la aplicación de la ley, muestra claramente la ideología detrás del aborto (…) En simple, siempre se está buscando que haya más abortos. Las causales son sencillamente una táctica para encubrir su objetivo final: el aborto libre. Así lo vimos con iniciativas ad hoc a fines de 2021 en la Cámara de Diputados y en 2022 en la Convención Constitucional”.

Las observaciones de ambas dirigentes pro vida son verdaderas. Lo que las autoridades gubernamentales pretenden, no es otra cosa sino la aprobación, sin ningún tipo de restricción, del aborto libre. Exactamente como fue rechazado por el 62% de los chilenos en el pasado 4 de septiembre.

Lo que en el fondo está en debate no es un tema de salud pública. Es una cuestión ideológica del llamado feminismo radical que hoy está instalado en todas las reparticiones públicas. De acuerdo a esa ideología, la mujer tendría derecho a disponer libremente de matar al niño que lleva en su seno, sin ningún tipo de consideración, ni respeto por la vida del que está por nacer.

Es lo que declaró hace un tiempo atrás la propia Ministra Orellana que ahora se manifiesta decepcionada por los pocos abortos: «hay una decisión de avanzar en los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres, ese es nuestro compromiso como Gobierno feminista, pero no se hace por tincada nuestra, se hace dialogando con las organizaciones (feministas), porque esos avances nunca se han logrado sin el movimiento de mujeres».

Tal ideología fue llamada SS Juan Pablo II como “la cultura de la muerte” en su Encíclica Evangelium Vitae y que el Papa condenó con firmeza:

“Por tanto, (…)  declaro que el aborto directo, es decir, querido como fin o como medio, es siempre un desorden moral grave, en cuanto eliminación deliberada de un ser humano inocente. Esta doctrina se fundamenta en la ley natural y en la Palabra de Dios escrita; es transmitida por la Tradición de la Iglesia y enseñada por el Magisterio ordinario y universal (…)

“Ninguna circunstancia, ninguna finalidad, ninguna ley del mundo podrá jamás hacer lícito un acto que es intrínsecamente ilícito, por ser contrario a la Ley de Dios, escrita en el corazón de cada hombre, reconocible por la misma razón, y proclamada por la Iglesia. La misma condena moral concierne también al procedimiento que utiliza los embriones y fetos humanos todavía vivos —a veces ‘producidos’ expresamente para este fin mediante la fecundación in vitro— sea como ‘material biológico’ para ser utilizado, sea como abastecedores de órganos o tejidos para trasplantar en el tratamiento de algunas enfermedades. En verdad, la eliminación de criaturas humanas inocentes, aun cuando beneficie a otras, constituye un acto absolutamente inaceptable”.

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Delante de estos intentos por ampliar todavía más el crimen del aborto, es bueno recordar que, Dios preguntará a quienes lo incentivan descaradamente: “Caín, ¿Dónde está tu hermano Abel?” Ya sabemos la respuesta de Abel y el castigo que recibió el primer homicida del género humano.

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