¿Menores como conejillos de india?
Estimados radioyentes:
Probablemente Ud. que nos oye y que es padre o madre de familia de niños pequeños nunca entró a la página del Ministerio de Salud, “Crece con Orgullo”.
¿A quién va dirigida esta página?
Lo responde la misma información que entrega el Minsal: “Este programa está dirigido a personas trans y de género no conforme de 3 a 17 años de edad y a sus familias, a través de tres componentes: atención género-afirmativa, orientación familiar e inclusión de niños, niñas y adolescentes en el entorno educacional”
Si, Ud oyó bien, a partir de los tres años un niño puede declararse trans y sus padres deben consentir y “acompañarlo” en este tránsito.
Ya existe un colegio que se dedica a recibir a esos niños y a conformarlos es su opción afirmativa de cambio de sexo.
No se trata sólo de cambiar el nombre en el registro civil. Se trata de un tratamiento que los afectará para toda la vida, con consecuencias irreversibles y de los cuales obviamente a esa edad no pueden tener la menor noción
Es lo que denunció esta semana pasada la periodista Sabine Drysdale a través de un reportaje de radio Bio Bio. De acuerdo a la periodista: «Vamos en un camino irreversible».
Oigamos un trecho de las advertencias de la Sra. Drysdale en entrevista con el periodista Mosciatti. Poner 17’33’’
El estudioso del tema, RODRIGO PÉREZ DE ARCE, del Instituto de Estudios de la Sociedad y asociado al centro Faro Universidad del Desarrollo, profundiza al respecto del problema denunciado por Sra. Drysdale en un interesante análisis.
Le pasamos la palabra:
“Partamos por los hechos. En 2020, el servicio de salud inglés (NHS) encargó a la doctora Hilary Cass una evaluación independiente sobre los resultados de los servicios de identidad de género para niños y adolescentes, particularmente respecto del uso de bloqueadores de pubertad y terapias de reemplazo hormonal. Luego de casi cuatro años de trabajo, su reporte final copó las portadas de todos los diarios británicos y abrió un fuerte debate.
“No era para menos: a pesar de su lenguaje cauteloso, el informe sostiene que la evidencia médica es sorprendentemente débil para justificar las intervenciones que se realizaron a muchos menores de edad. Los datos examinados no son una base confiable para tomar decisiones clínicas, ni para que los niños o familias puedan tomar una decisión informada. Por lo demás, al realizar el catastro de investigaciones sobre el tema, debieron descartar el 41,75% de ellas por su baja calidad, dejando menos de un 2% en el estatus de evidencia de alta calidad. Por lo mismo, destaca que cualquier intervención afirmativa debe ser llevada a cabo con “cuidado extremo”, el cual no parece haber sido empleado a la fecha.
“La rigurosidad del informe (de la Dra. Hiolary Cass) también fue refrendada por el Royal College of Psychiatrists. Luego de una re-revisión independiente, sostuvo estar “totalmente de acuerdo con las recomendaciones que pretenden garantizar una evaluación adecuada de los riesgos y beneficios de cualquier intervención, y que se utilicen datos transparentes y de alta calidad y enfoques basados en la investigación”.
“La Relatora Especial de la ONU para la violencia contra mujeres y niñas apoyó el compromiso hecho por el Ministerio de Salud y Atención Social británico, pues considera que (el informe) ‘ha mostrado muy claramente las consecuencias devastadoras que las políticas sobre tratamientos de género han tenido en los derechos humanos de los niños, incluidas las niñas… sus implicaciones van más allá del Reino Unido’. El asunto está lejos de ser marginal: las intervenciones basadas en un enfoque trans-afirmativo distan de lograr los resultados que se proponen, a la vez que generan consecuencias en muchos casos irreversibles en el desarrollo cerebral, óseo y psicosocial de los pacientes.
“Por lo mismo, el NHS inglés detuvo el uso de este enfoque y las terapias asociadas a bloqueadores de pubertad y reemplazo hormonal. Que se entienda bien: los niños, niñas y adolescentes que se ven enfrentados a un conflicto como este requieren de ayuda, contención y asistencia. No merecen maltratos, odio ni desprecio. Merecen cuidado y, precisamente por eso, los datos disponibles no aseguran que la posición de afirmación sea correcta para abordar los casos de menores de edad.
“¿Cómo se ha enfrentado el tema en Chile? Apenas semanas después de la publicación del Informe Cass, se liberó el reportaje Pubertad interrumpida: niños trans inician tratamiento hormonal en medio de controversias, de la periodista Sabine Drysdale. En él se detallan testimonios de familias que han pasado por circunstancias similares con sus hijos e hijas, así como una entrevista a los endocrinólogos de la Red UC Christus que realizaban este tipo de terapias en esa red asistencial (llamativamente acompañados por una agencia de comunicaciones).
“De este texto llaman la atención algunas materias sensibles: lo primero, la edad de quienes inician tratamientos de este tipo, pues en algunos casos se trata incluso de menores de 10 años que lo llevan a cabo; a veces en contra de la opinión de sus padres o representantes legales.
“Esto es confirmado por las recomendaciones del Ministerio de Salud en la materia: si el representante legal se opone a que el niño o niña ingrese al programa, esto no obsta su acceso. Pero si obstruye su continuidad, el equipo del programa deberá realizar las acciones de gestión y legales que correspondan (recomendaciones para la implementación del programa de acompañamiento para niños, niñas y adolescentes trans y género no conforme, 2021. La Sociedad Chilena de Pediatría opta por la misma dirección afirmativa, y durante junio y agosto realizará el curso LGBTIQA+, comprendiendo la diversidad y su inclusión, que incluye módulos sobre ‘terapias hormonales para infancias y adolescencias trans’, bajo el auspicio de Laboratorios SAVAL. Todo esto coincide con las directrices del Programa de Apoyo a la Identidad de Género, del Ministerio de Desarrollo Social. Aunque este no recomienda per se las terapias hormonales, sí se enmarca en el enfoque trans-afirmativo, el cual tiende a llevar a los pacientes a las terapias antes descritas.
“Cabe preguntarse si es posible que niños de esa edad sean capaces de dar un consentimiento informado para acceder a terapias de bloqueo de pubertad, sabiendo las consecuencias que se seguirían de su participación, muchas de ellas irreversibles o que producen graves daños a la salud. En el modelo de manifestación de voluntad para participar del programa de acompañamiento basta con que el niño o niña menor de nueve años dibuje una raya al final del documento para ingresar (de acuerdo a las recomendaciones 2021, p. 108).
“¿Es razonable sustentar una política pública tan sensible como el sexo de menores de edad en evidencia tan poco concluyente?
Y, luego de los graves cuestionamientos levantados tanto por padres y madres como por la comunidad científica, ¿no debiera llevarnos a dudar seriamente respecto del enfoque trans-afirmativo?”
Hasta aquí las consideraciones del investigador Rodrigo Pérez de Arce.
Frente a ellas, el pasado Domingo, la Subsecretaria de Salud declaró que «el Ministerio de Salud sugiere diferir el inicio de nuevos tratamientos con bloqueadores de las gonadotropinas y terapia hormonal cruzada hasta que se publique el mencionado lineamiento técnico». En el documento, Albagli también señala que en el caso de «los pacientes que ya están recibiendo este tipo de tratamientos para estos fines pueden seguir accediendo a ellos en el contexto de la continuidad de atención médica especializada».
Es decir, ni una palabra sobre las consecuencias sobre esos menores ni menos una retractación pública por los casos irreversibles que sus imprudentes políticas han ocasionado.
Por nuestra parte, concluimos con una pregunta, ¿no hay por detrás de este empeño de favorecer la proliferación de los casos de transexualidad un concepto ideológico que quiere negar lo que nos enseña el Génesis: “Hombre y mujer los creó”
Y si es así, este propósito ¿no es un modo de crear una nueva clase de seres humanos, no identificados como hombre y mujer, sino híbridos que no se identifiquen con nada o lo hagan con todos los sexos?
¿No es esta una forma artera de acabar con la familia cristiana, base de la sociedad?
Las respuestas a todas estas interrogantes nos dejan a todos el deber de vigilar sobre los propósitos que el actual Ministerio de Salud y Desarrollo social están queriendo imponer a nuestros hijos y nietos.
***
Gracias por acompañarnos en estos comentarios que puede seguir semana a semana en esta SU emisora, o a través de nuestra página web, Credo Chile.cl