Matar el alma de Chile
Estimado radioyente
“Matar un carabinero es matar el alma de Chile», declaró el Director General de Carabineros frente al último atentado que cobró la vida de tres integrantes de sus filas.
Por su parte, la madre de uno de ellos, el Cabo Primero Misael Vidal Cid, expresó: «Los que asesinaron a mi hijo y al resto, no miraron que detrás hay una madre, hay hermanos, hay hijos, y hay una esposa» Y agregó» Un mensaje para las personas que hicieron esto: ‘Le quitaron la vida, pero su alma jamás se la van a quitar, porque se fue al cielo con Dios’”.
Cuando algo ataca lo más profundo de la constitución de una persona, se dice con razón que atento contra su alma. “Me duele el alma” es la expresión usada para expresar un sentimiento muy profundo de pesar.
El alma de una Nación es aquello que la constituye como tal. Es, por así decir, su propia esencia.
Quienes atentaron contra la vida de los tres carabineros en Cañete buscaban precisamente esto: herir el alma nacional.
Es lógico que nos preguntemos entonces ¿Qué hay en la institución de Carabineros que ella en cierto sentido se identifica con el alma nacional, al punto de que quienes quieren herirla no encuentran mejor modo que atentar contra la vida de sus integrantes y en el propio día del 97 aniversario de su fundación?
Digamos en primer lugar que hay un reconocimiento nacional al sacrificio llevado en forma anónima hasta las últimas consecuencias. Lo que más conmueve a los chilenos es este holocausto por una causa superior a sus propios intereses.
Todo el País sabe que sus sueldos no tienen proporción con los riesgos que enfrentan, que sus horarios no corresponden a la de ningún otro empleo, que su disciplina le exige estar las 24 horas y los siete días de la semana en cumplimiento de sus obligaciones institucionales.
Cuando existe una tal desproporción entre lo que se da y lo que se recibe, se dice que estamos delante de un ideal. En el servicio del cual, se puede terminar, como fue en el caso de estos tres integrantes con la entrega de su propia vida.
Percibir esto, aunque sea de modo inconsciente, hace que todos los chilenos de bien, los respeten y los admiren. Prueba de ello es que cada vez que la delincuencia, el terrorismo o el lumpen cobran la vida de algunos de sus integrantes, el País entero siente como si hubiesen atentado contra alguien de su propia familia.
La reacción de estupor de toda la población por la vileza del último atentado, donde el ánimo asesino llegó al punto de querer terminar incendiando los cuerpos del cabo primero Sergio Arévalo, del Sargento Carlos Cisterna y del cabo primero Misael Vidal, es una clara muestra de esta verdad. Ellos son sentidos como protectores de la inocencia de los niños y de la debilidad de los débiles.
Son estas las virtudes sociales que caracterizaron al caballero cristiano de otrora. Entre ellas se contaban la Generosidad de espíritu, la Amistad entre los miembros de la institución, la Castidad en sus vidas particulares, la Misericordia con relación al prójimo y la Caballerosidad (justicia y valor) con relación a todos.
Tales virtudes se hicieron de tal modo características del caballero católico medieval que, cuando se quiere elogiar una actitud, se dice, “procedió como un caballero”.
Por todo lo anterior resulta un contra sentido que se quiera procesar al Director General por la acción de mantenimiento del orden que ejerció la institución por ocasión de los actos delictivos ocurridos en el marco subversivo ocurrido durante más de tres meses, a lo largo de todo el País, a partir de Octubre del 2019.
Razón tiene el General Yáñez al señalar como “injusto”, que en una situación “que tuvo un carácter nacional, solamente se esté buscando responsabilidad en una sola institución. Lo que sí es cierto es de que Carabineros (en el estallido) hizo lo que tenía que hacer por el mandato constitucional… que la institución esté sentada frente a una imputación (en la persona de su Director) no es justo».
Sus afirmaciones cobran particular sentido cuando se ve que muchos de quienes atentaron en el período de esos hechos delictivos contra bienes públicos o privados, y fueron heridos por los carabineros que los resguardaban, han recibido pensiones millonarias y en algunos casos vitalicias.
Cuando el Estado premia la delincuencia y persigue a sus propios funcionarios consagrados a la mantención del orden, se está delante de una pésima señal, pues incentiva al criminal y cohíbe a quienes deben perseguirlo.
No hay duda que una de las causas del aumento disparado de la delincuencia está precisamente en estas medidas. En reciente declaración del ex senador Felipe Harboe, recordó que “Según la última encuesta ‘Chile Nos Habla de Seguridad’, elaborada por la Universidad San Sebastián, y publicada en marzo recién pasado, ‘un 83,4% de los chilenos percibe un aumento del crimen organizado en los últimos seis meses. Esta percepción se agrava cuando 6 de cada 10 personas declaran haber experimentado alguna situación que le hizo sentir que el crimen organizado constituye una amenaza real en su vida cotidiana’”.
Concluimos este comentario transmitiendo el himno de la institución de Carabineros, donde quedan grabadas en notas musicales la alta vocación a la cual se consagran sus integrantes.
Orden y Patria es nuestro lema
La ley espejo de nuestro honor
Del sacrificio somos emblema Carabineros de la Nación
Si el mal acecha la paz del nido
La inocencia se cobijó
Vamos sin miedo tras el bandido
Somos del débil el protector
Nuestra bandera flamea al viento
Como un heraldo de bienestar
Nuestros clarines son el acento
Con que sus dianas cantan la paz
Otros la vida gocen en calma
Disfruten ellos dicha y solaz
Nosotros vamos tras de la palma
Que el sacrificio nos brindará
Duerme tranquila niña inocente
Sin preocuparte del bandolero
Que por tu sueño dulce y sonriente
Vela tu amante Carabinero