Educación no sexista e índice de felicidad
Estimado radioyente,
El tema de la educación “no sexista” cuyo recurso de inconstitucionalidad fue rechazado por el Tribunal Constitucional hace unas semanas atrás, deja pendiente varios asuntos importantes que nos parece que serán de su interés conocer.
En primer lugar, comencemos por conocer las razones que tuvieron más de cincuenta parlamentarios para impugnar este artículo del proyecto de ley.
En el alegato, expuesto por el abogado Alvaro Ferrer, experto en la materia de familia y derecho, comenzó por señalar la imprecisión que esta expresión de “educación no sexista” contenía. En este sentido, y con razón, expuso que en derecho la definición de los términos son fundamentales pues es en función de ella que los jueces podrán fallar en el futuro. Si se introduce una ley, en cuyo articulado se incluye un concepto no claro ni definido, naturalmente se presta a diversas interpretaciones y por lo tanto, distintos tipo de fallos sobre una misma situación, todo lo cual es lo opuesto al Estado de Derecho.
A lo anterior, el abogado recurrente agregó que existen «tres derechos constitucionales afectados», como son “libertad de conciencia y de religión; libertad de enseñanza; y referente a que ‘los padres tienen el derecho de escoger el establecimiento de enseñanza para sus hijos'».
Naturalmente si se entiende que la “educación no sexista” se debe comprender de acuerdo a la ideología de género que sostiene que no existen los sexos (masculino ni femenino) sino los géneros, al cual cada uno adhiere de acuerdo a sus caprichos, lógicamente que esta interpretación choca frontalmente con la libertad de conciencia y de religión, pues impone un criterio con el cual la gran mayoría de los chilenos no concuerda.
Igualmente, agregó el abogado, imponer a Todos los colegios obligatoriamente esta “educación no sexista”, viola la garantía de libertad de enseñanza, pues la totalidad de los colegios católicos no podrán aceptar tal imposición y se verán en la disyuntiva de enseñar lo que no creen o de cerrar el colegio.
Por último, el artículo en cuestión viola la garantía constitucional que establece que son los padres quienes tienen el derecho preferente para la educación de sus hijos.
En efecto, ¿qué pasará si mañana, como ya está ocurriendo en muchos colegios del País, uno o varios padres se oponen a que sus hijos se les imparta, como haciendo parte de esta “educación no sexista”, una apología de las conductas homosexuales y de otras desviaciones anti naturales?
En ese caso, las autoridades administrativas dirán que es una ley y que ellos procedieron de acuerdo a la legalidad vigente. De este modo, el derecho de los padres pasará a ser una mera expresión sin contenido real.
A lo anterior, el abogado Ferrer agregó que «no es lo mismo promover la igualdad entre hombres y mujeres, y prevenir la violencia de la mujer en todas sus formas, que promover ‘una’ educación no sexista. De manera clara, la redacción denota precisamente un afán hegemónico que ni siquiera da espacio para el término ‘no sexista’ se pueda comprender en términos plurales y alternativos, toda vez que plantea la existencia de ‘una’ educación no sexista que, sumado a su contenido no neutral, amenaza gravemente con conculcar derechos fundamentales, especialmente los que hemos mencionado».
Otro argumento en contra de la imposición de la llamada educación no sexista señala que su «imposición es completamente ilegítima» pues deja al Estado en supremacía en relación al bien superior del educando.
No es de extrañarse que el Tribunal Constitucional no haya dado lugar a los argumentos expuestos por los recurrentes. Como es bien sabido, su constitución está desnivelada por nombramientos de tipo político que favorecen las ideologías de género y del feminismo radical.
Se debe sumar también el hecho de que esta es una corriente internacional que pretende liberalizar a los niños de la tutela de sus padres y de iniciarlos en el conocimiento de prácticas amorales que son completamente impropias a su edad y a sus conciencias.
Curiosamente, tal corriente educativa, está produciendo el aumento de la infelicidad en los niños.
De acuerdo al Informe Mundial sobre la Felicidad 2024 (World Happiness Report 2024), hay malas noticias sobre la satisfacción con la vida entre los jóvenes en algunas partes del mundo.
El informe, compilado utilizando datos de 143 países, lo publican anualmente Gallup, las Naciones Unidas y la Universidad de Oxford. Y en su versión 2024 revela que los jóvenes se están volviendo menos felices que las generaciones mayores, ya que sufren “el equivalente a una crisis de la mediana edad”, según señala el diario The Guardian.
“En Occidente, la opinión generalizada era que los jóvenes son los más felices y que a partir de entonces la felicidad disminuye hasta la mediana edad, seguida de una recuperación sustancial. Pero desde 2006-2010, como veremos, la felicidad entre los jóvenes (de 15 a 24 años) ha caído drásticamente en América del Norte, hasta el punto en que los jóvenes son menos felices que los mayores. La felicidad de los jóvenes también ha disminuido (aunque de forma menos pronunciada) en Europa Occidental”, se lee en el reporte.
Euronews destaca que el Informe Mundial sobre la Felicidad 2024 mostró una imagen muy diferente en comparación con las clasificaciones oficiales, con Lituania (19 en la clasificación general) ocupando el primer lugar como el país más feliz del mundo para los niños pequeños y las personas menores de 30 años, mientras que Dinamarca (segundo en la clasificación general) fue el lugar más feliz para las personas mayores de 60 años.
“Pensar que, en algunas partes del mundo, los niños ya están experimentando el equivalente a una crisis de la mediana edad, exige una acción política inmediata”, enfatizaron analistas internacionales.
Según el periódico británico, The Guardian, el informe no revela las causas de los cambios, pero se producen en medio de una creciente preocupación por el impacto del creciente uso de las redes sociales, las desigualdades de ingresos, la crisis de la vivienda y los temores sobre la guerra y el cambio climático en la felicidad de los niños y jóvenes.
Al respecto, el cirujano general de Estados Unidos, el Dr. Vivek Murthy, dijo a The Guardian que permitir que los niños utilicen las redes sociales era como darles un medicamento cuya seguridad no se ha demostrado. A su juicio, el fracaso de los gobiernos para regular mejor las redes sociales en los últimos años era “una locura”.
Concluimos diciendo que los niños, al igual que todos los seres humanos, deben ser tratados conforme a sus edades, por sus padres y de acuerdo a las virtudes morales. Todo lo demás no deja de producir consecuencias nefastas para ellos y para toda la sociedad, como lo indican esta estadística sobre el aumento de la infelicidad infantil.
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