“Fue voluntad del Redentor Divino que nuestros sufrimientos individuales, soportados por amor a Él, integrasen el tesoro de la Iglesia. Constatamos entonces, que es por esa razón que los santos sufren inmensamente. Es porque ellos, con su padecimiento, igualmente representan algo para el tesoro de la Iglesia.
De nada sirve irritarme con el pecado de otros y no indignarme con el mío. Primero es con el mío, pues quien pecó fui yo. Fui yo el autor de mi pecado. “Quia peccavi nimis cogitatione, verbo et opere” – se reza en el Yo pecador. ¡Porque pequé muchísimo de pensamiento, palabra y obra, por mi culpa, por mi culpa, por mi grandísima culpa!
Así, la idea de los propios pecados y de los pecados de los otros debe entrañarse en nuestras almas, especialmente en estos días benditos de Semana Santa”.
Plinio Corrêa de Oliveira, “El significado profundo de la Semana Santa”. Oportuna y provechosa reflexión para el hombre moderno. 19 de marzo de 1989